Consiste en agregar más de un microorganismo, reconocidamente benéfico para las plantas, con el objetivo de contribuir al máximo para su mejoramiento. Combina la práctica da inoculación de las semillas de soja con bacterias fijadoras de nitrógeno (N), llamadas Bradyrhizobium, con el uso del Azospirillum, una bacteria conocida por su acción promotora de crecimiento en gramíneas.